La agenda perpetua de Miguel Gómez
En el Juzgado Nº 5, de la Doctora Virtudes Juárez se encuentra, adjunta al
Expediente número 234679/05, caratulado: “Sobre desaparición de Gómez Miguel (DNI 12.567.987)”, una agenda
perpetua perteneciente al mismo. La misma fue hallada por la policía entre los
matorrales aledaños a la autopista, y en ella podemos leer:
29 de octubre de 1998 (Acordarme de retirar el policarbonato
para el lavadero)
¡Qué alegría tan grande haber comprado la casita vieja en City Bell! Siento
que a medida que la arreglamos, también se arregla nuestra vida. El
departamento no es para nosotros.
Sé que Clara y Pauli van a ser felices ahí con tanto verde y la familia
cerca.
Me preocupa un poco el viaje hasta la Capital todos los días, pero con los
dos coches y la autopista, en un ratito estamos.
¿Y quién nos quita el placer del mate en el jardín, contemplando las flores
al llegar a casa? Bueno, ya se verá con el tiempo. Creo que van a ser más
beneficios que inconvenientes. Además, con Clara nos podemos turnar para
manejar, así que no será tanto esfuerzo, y si un auto se rompe, está el otro de
repuesto.
5 de febrero de 1999 (Llamar al plomero por el caño que
pierde en el bañito chico)
Este mes de enero que acaba de terminar merece anotarse entre los mejores
de mi vida. Desde que inauguramos la pileta el 31 de diciembre no hemos dejado
de recibir amigos. Cada uno trae algo y compartimos el día con asadito
incluido. Por eso, cuando el lunes nos subimos a la autopista, es un placer
agregado charlar con Clara y acordarnos de Pauli y los primos chapoteando en la
pileta.
30 de marzo de 1999 (Insistirle al mecánico para que traiga
el motor de la bomba)
Menos mal que terminó el verano. La verdad me siento aliviado. Tres meses
de visitas continuadas han sido suficientes para cualquiera, por más placer que
los amigos y los asados puedan causar. No hay presupuesto que alcance.
Además, empiezo a estar preocupado, dos autos son demasiado para nosotros.
Vamos a tener que vender uno, y poner la
plata a trabajar.
9 de diciembre de 1999
La comunión de Pauli fue inolvidable. ¡Lástima que en la reunión no pudimos
tener a toda la gente que hubiéramos querido!! Con Clara estamos tratando de
ahorrar más porque con los intereses que están pagando en el banco hacemos una
diferencia bárbara. El año que viene nos queremos ir a Europa de vacaciones. La
verdad, si lo pienso bien, no entiendo cómo puede ser que tengamos acceso al
Primer Mundo cuando al costado de la autopista cada día se ven más villas
miseria, pero disfrutemos mientras dure…
29 de diciembre de 2001
Me pregunto qué hicimos mal. Qué
pasó. Nada en el país está en
pie. Casi veinte muertos tuvimos el 20. Tenemos la plata confiscada y no se
sabe qué va a pasar. Se nos está poniendo difícil todo. Lástima por Pauli, que
ya está dejando de ser una nena. Está tan linda…Y le van a tocar
tiempos tan duros.
30 de enero de 2002 (IMPORTANTE)
Hablar con el abogado por la cuenta en dólares. Ver si de alguna manera se
puede evitar la conversión a pesos. ¿No habrá alguien conocido en el juzgado?
26 de mayo de 2002
Parece que a Clara la van a despedir de la empresa. Dicen que hay que hacer
reducción de personal. Por más que la indemnicen, no llegamos ni a compensar lo
que perdimos en el corralito. Vamos a ver si consigue algún trabajo cerca de La
Plata porque mantener el auto se está haciendo dificilísimo.
30 de diciembre de 2002 (En el charter)
Fue buena idea vender el coche y usar el charter para venir al centro. Me
relajo porque no tengo que manejar, y puedo volver a escribir algo de lo que me
pasa, así me desahogo. Clara consiguió trabajo
en la municipalidad de La Plata. El sueldo no es como el que tenía en Buenos
Aires, pero está cerca de casa y de Pauli, que la extrañaba mucho.
Y yo sigo igual, todo igual. Demasiada rutina. Demasiada tristeza en el
país. En fin, ya veremos cómo se van dando las cosas.
Me olvidaba, pero tengo que ponerlo. En este chárter viaja cada uno…
En próximos días me voy a entretener contando lo que me imagino de ellos.
Por suerte, aunque el chárter es trucho,
está bastante bien mantenido, así que problemas de suspensión no tiene, y puedo
escribir tranquilo.
5 de enero de 2003 (En el chárter)
Como prometí, voy a contar sobre los pasajeros, empezando por esa vieja “gallega” que me tiene
loco. Se pasa todo el tiempo rezando, y nos mira a todos como si fuéramos
delincuentes. Se ve que viene de más lejos. Porque cuando subimos los del
barrio, ella ya está sentada en el primer asiento con el rosario en la mano. Y
cuando no reza, agarra la Biblia. ¡Es un plomo! No sé si estoy demasiado
trastornado con todos los cambios para mal que venimos aguantando desde hace un
tiempo, pero si la miro fijo mucho rato me parece que levita a unos veinte
centímetros del asiento. Deben ser visiones, cosas que se me ocurren por estar
medio dormido. También me molesta el pelo que tiene. Unos rulos rarísimos, como
si fueran gusanos de lana blanca cayendo, apelmazados, sobre la frente. ¡Y los zapatos! Un asco:
barro puro. Vaya a saber de dónde viene y a dónde va. Bueno, mejor lo dejo por
hoy. Cuando releí y me di cuenta de que había escrito que la mujer ésa
levitaba, empecé a sentirme mal en serio. Otro día sigo.
8 de enero de 2003
La “gallega” sigue
levitando, ya no tengo dudas. El otro día le pregunté, en la cola, a la rubia
que vive en la quinta cerca de lo de mi suegra y me dijo que a ella también le
parecía. Es simpática la rubia. Mañana cuento sobre ella, porque me parece que
ahora nos van a parar para un control policial.
15 de marzo de 2003 (En el chárter)
El último día que escribí nos hicieron bajar. Con esto de las elecciones
andan todos locos. Y para colmo, cuando tenemos que entrar a la Capital nos
agarran los piqueteros. La verdad, no sé cómo va a terminar todo. Flavia (la
rubia de la quinta cerca de lo de doña Luisa) dice que en cuanto tenga los
papeles definitivos del divorcio vende y
se viene a Buenos Aires porque el viaje
hasta la inmobiliaria la tiene agotada. Yo, con esto de escribir, me distraigo
un poco. Hoy voy a contar sobre Héctor, el chofer. Es un noble bruto, la
verdad. Si no fuera porque se pasa todo el viaje rascándose la oreja con la uña
del dedo meñique no habría demasiado que decir de él. Aunque esa uña…Cuando la miré
de cerca era tan rara como el pelo de la vieja gallega. Mide como diez
centímetros de largo. Y el tipo no se la corta.
La usa también para apretar los botones de la radio que le quedan un
poco lejos. Y para rascarse la espalda, que le pica de tanto estar sentado.
Este Héctor no lo dice abiertamente, pero le noto como un odio de vivir, un
enojo permanente, sobre todo, contra los “negros”, como él llama
a los piqueteros. ¡Cómo si él fuera rubio y de ojos celestes! En fin, mejor
dejo por hoy las observaciones. Estamos por llegar. Me olvidaba de decir que el
tipo tiene la manía de correrr como loco por la autopista. Parece que no se va
a parar ni en el peaje. Uno de estos días ve un piquete, le pasa por encima, y
vamos todos presos.
2 de abril de 2003
Hoy, cuando me levanté, pensé que sería bueno hacer el apunte sobre Fernando,
el excombatiente de Malvinas. Se ve que me traicionó el subconsciente, porque
hoy es el aniversario del día en que Galtieri anunció que las habíamos tomado.
Me parece ver la plaza llena de gente que decía: “mandarina,
mandarina, hoy tomamos las Malvinas”. Mejor no pienso y vuelvo a Fernando.
Es un tipo callado, serio, que se ve que tuvo que hacer mucha fuerza para
ponerse bien después de estar en el frente. Nunca habla de eso. Yo lo sé por
Flavia, que vive ligustrina por medio.
Es contador. Por suerte pudo estudiar y recibirse. Mal no le debe ir. Se
sienta casi siempre en el segundo asiento, delante de la ventanilla. Viste de
primera. Y no parece cuarentón. Si no fuera por ese tic que cada cinco minutos
le hace mover el cuello, como si intentara separar la cabeza del cuerpo…
5 de abril de 2003
Me compré la agenda electrónica. Lamento decirlo, pero voy a abandonarte
por ahora como diario íntimo. Y la verdad, no sé si continuarte. Cuando releo
mis apuntes (sobre todo, lo de la vieja) estoy dudando de mi visión de las
cosas.
A partir de esa fecha no se encontraron anotaciones en la agenda. Daría la
impresión de que sólo hubiera servido, desde entonces, como índice telefónico
de emergencia.
Puede leerse en la letra “F”:
Flavia: 15-34560876 y Fernando: 15-9853200.
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