domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 2: La agenda perpetua de Miguel Gómez


La agenda perpetua de Miguel Gómez
En el Juzgado Nº 5, de la Doctora Virtudes Juárez se encuentra, adjunta al Expediente número 234679/05, caratulado: Sobre desaparición de Gómez Miguel (DNI 12.567.987), una agenda perpetua perteneciente al mismo. La misma fue hallada por la policía entre los matorrales aledaños a la autopista, y en ella podemos leer:
29 de octubre de 1998 (Acordarme de retirar el policarbonato para el lavadero)
¡Qué alegría tan grande haber comprado la casita vieja en City Bell! Siento que a medida que la arreglamos, también se arregla nuestra vida. El departamento no es para nosotros.
Sé que Clara y Pauli van a ser felices ahí con tanto verde y la familia cerca.
Me preocupa un poco el viaje hasta la Capital todos los días, pero con los dos coches y la autopista, en un ratito estamos.
¿Y quién nos quita el placer del mate en el jardín, contemplando las flores al llegar a casa? Bueno, ya se verá con el tiempo. Creo que van a ser más beneficios que inconvenientes. Además, con Clara nos podemos turnar para manejar, así que no será tanto esfuerzo, y si un auto se rompe, está el otro de repuesto.
5 de febrero de 1999 (Llamar al plomero por el caño que pierde en el bañito chico)
Este mes de enero que acaba de terminar merece anotarse entre los mejores de mi vida. Desde que inauguramos la pileta el 31 de diciembre no hemos dejado de recibir amigos. Cada uno trae algo y compartimos el día con asadito incluido. Por eso, cuando el lunes nos subimos a la autopista, es un placer agregado charlar con Clara y acordarnos de Pauli y los primos chapoteando en la pileta.
30 de marzo de 1999 (Insistirle al mecánico para que traiga el motor de la bomba)
Menos mal que terminó el verano. La verdad me siento aliviado. Tres meses de visitas continuadas han sido suficientes para cualquiera, por más placer que los amigos y los asados puedan causar. No hay presupuesto que alcance.
Además, empiezo a estar preocupado, dos autos son demasiado para nosotros. Vamos a tener que vender uno,  y poner la plata a trabajar.
9 de diciembre de 1999
La comunión de Pauli fue inolvidable. ¡Lástima que en la reunión no pudimos tener a toda la gente que hubiéramos querido!! Con Clara estamos tratando de ahorrar más porque con los intereses que están pagando en el banco hacemos una diferencia bárbara. El año que viene nos queremos ir a Europa de vacaciones. La verdad, si lo pienso bien, no entiendo cómo puede ser que tengamos acceso al Primer Mundo cuando al costado de la autopista cada día se ven más villas miseria, pero disfrutemos mientras dure
29 de diciembre de 2001
Me pregunto qué hicimos mal. Qué  pasó.  Nada en el país está en pie. Casi veinte muertos tuvimos el 20. Tenemos la plata confiscada y no se sabe qué va a pasar. Se nos está poniendo difícil todo. Lástima por Pauli, que ya está dejando de ser una nena. Está tan lindaY le van a tocar tiempos tan duros.
30 de enero de 2002 (IMPORTANTE)
Hablar con el abogado por la cuenta en dólares. Ver si de alguna manera se puede evitar la conversión a pesos. ¿No habrá alguien conocido en el juzgado?
26 de mayo de 2002
Parece que a Clara la van a despedir de la empresa. Dicen que hay que hacer reducción de personal. Por más que la indemnicen, no llegamos ni a compensar lo que perdimos en el corralito. Vamos a ver si consigue algún trabajo cerca de La Plata porque mantener el auto se está haciendo dificilísimo.
30 de diciembre de 2002 (En el charter)
Fue buena idea vender el coche y usar el charter para venir al centro. Me relajo porque no tengo que manejar, y puedo volver a escribir algo de lo que me pasa, así me desahogo. Clara consiguió trabajo en la municipalidad de La Plata. El sueldo no es como el que tenía en Buenos Aires, pero está cerca de casa y de Pauli, que la extrañaba mucho.
Y yo sigo igual, todo igual. Demasiada rutina. Demasiada tristeza en el país. En fin, ya veremos cómo se van dando las cosas.
Me olvidaba, pero tengo que ponerlo. En este chárter viaja cada uno
En próximos días me voy a entretener contando lo que me imagino de ellos. Por suerte, aunque el chárter es trucho, está bastante bien mantenido, así que problemas de suspensión no tiene, y puedo escribir tranquilo.
5 de enero de 2003 (En el chárter)
Como prometí, voy a contar sobre los pasajeros, empezando por esa vieja gallega que me tiene loco. Se pasa todo el tiempo rezando, y nos mira a todos como si fuéramos delincuentes. Se ve que viene de más lejos. Porque cuando subimos los del barrio, ella ya está sentada en el primer asiento con el rosario en la mano. Y cuando no reza, agarra la Biblia. ¡Es un plomo! No sé si estoy demasiado trastornado con todos los cambios para mal que venimos aguantando desde hace un tiempo, pero si la miro fijo mucho rato me parece que levita a unos veinte centímetros del asiento. Deben ser visiones, cosas que se me ocurren por estar medio dormido. También me molesta el pelo que tiene. Unos rulos rarísimos, como si fueran gusanos de lana blanca cayendo, apelmazados,  sobre la frente. ¡Y los zapatos! Un asco: barro puro. Vaya a saber de dónde viene y a dónde va. Bueno, mejor lo dejo por hoy. Cuando releí y me di cuenta de que había escrito que la mujer ésa levitaba, empecé a sentirme mal en serio. Otro día sigo.
8 de enero de 2003
La gallega sigue levitando, ya no tengo dudas. El otro día le pregunté, en la cola, a la rubia que vive en la quinta cerca de lo de mi suegra y me dijo que a ella también le parecía. Es simpática la rubia. Mañana cuento sobre ella, porque me parece que ahora nos van a parar para un control policial.
15 de marzo de 2003 (En el chárter)
El último día que escribí nos hicieron bajar. Con esto de las elecciones andan todos locos. Y para colmo, cuando tenemos que entrar a la Capital nos agarran los piqueteros. La verdad, no sé cómo va a terminar todo. Flavia (la rubia de la quinta cerca de lo de doña Luisa) dice que en cuanto tenga los papeles definitivos del divorcio vende  y se viene a Buenos Aires  porque el viaje hasta la inmobiliaria la tiene agotada. Yo, con esto de escribir, me distraigo un poco. Hoy voy a contar sobre Héctor, el chofer. Es un noble bruto, la verdad. Si no fuera porque se pasa todo el viaje rascándose la oreja con la uña del dedo meñique no habría demasiado que decir de él. Aunque esa uñaCuando la miré de cerca era tan rara como el pelo de la vieja gallega. Mide como diez centímetros de largo. Y el tipo no se la corta.  La usa también para apretar los botones de la radio que le quedan un poco lejos. Y para rascarse la espalda, que le pica de tanto estar sentado. Este Héctor no lo dice abiertamente, pero le noto como un odio de vivir, un enojo permanente, sobre todo, contra los negros, como él llama a los piqueteros. ¡Cómo si él fuera rubio y de ojos celestes! En fin, mejor dejo por hoy las observaciones. Estamos por llegar. Me olvidaba de decir que el tipo tiene la manía de correrr como loco por la autopista. Parece que no se va a parar ni en el peaje. Uno de estos días ve un piquete, le pasa por encima, y vamos todos presos.
2 de abril de 2003
Hoy, cuando me levanté, pensé que sería bueno hacer el apunte sobre Fernando, el excombatiente de Malvinas. Se ve que me traicionó el subconsciente, porque hoy es el aniversario del día en que Galtieri anunció que las habíamos tomado. Me parece ver la plaza llena de gente que decía: mandarina, mandarina, hoy tomamos las Malvinas. Mejor no pienso y vuelvo a Fernando. Es un tipo callado, serio, que se ve que tuvo que hacer mucha fuerza para ponerse bien después de estar en el frente. Nunca habla de eso. Yo lo sé por Flavia, que vive ligustrina por medio.
Es contador. Por suerte pudo estudiar y recibirse. Mal no le debe ir. Se sienta casi siempre en el segundo asiento, delante de la ventanilla. Viste de primera. Y no parece cuarentón. Si no fuera por ese tic que cada cinco minutos le hace mover el cuello, como si intentara separar la cabeza del cuerpo
5 de abril de 2003
Me compré la agenda electrónica. Lamento decirlo, pero voy a abandonarte por ahora como diario íntimo. Y la verdad, no sé si continuarte. Cuando releo mis apuntes (sobre todo, lo de la vieja) estoy dudando de mi visión de las cosas.
A partir de esa fecha no se encontraron anotaciones en la agenda. Daría la impresión de que sólo hubiera servido, desde entonces, como índice telefónico de emergencia.
Puede leerse en la letra F: Flavia: 15-34560876 y Fernando: 15-9853200.

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